COLUMNATA
COLUMNATA
Pedro Gandía

SINOPSIS
Se trata de cinco largas odas en alejandrinos, escritas entre 1973 y 1974, donde el poeta refleja su deslumbramiento por el arte clásico griego, que da forma a los dioses; por Leonardo, la seducción del enigma de lo real; por Botticelli, sus figuras andróginas, sus alegorías filosóficas; y por Walt Whitman y Luis Cernuda, proclamando una manera de ser.
Editorial: Instituto de Estudios Modernistas Valencia, col. “La Torre de Papel”, n. 3, 1990, Valencia (España)
Depósito Legal: V-1310-1990
27 pp.
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POEMAS
SANDRO BOTTICELLI (1444-1510)
I
Un azul de cobalto transmuta la distancia
en santuario nocturno de cuyo laberinto
salva el hilo de luz del laúd de un arcángel.
Palidece el paisaje, mancebo de marfil,
en sutil miniatura de lenguaje formal.
Centellea la idea: el jazmín del jardín.
Yo no busco tu ser, espíritu y materia,
en el fiero combate de Centauro y Minerva,
sino el pulso instintivo, sereno movimiento
de tu lírica línea, bellamente ondulada,
vivo juego de luces y sombras enigmáticas
donde los dedos gustan frías arquitecturas,
que invoca, en la pintura, un edén sideral
y eteriza un suspiro radiando la visión.
Sangre en gemas, carbunclos; de hierbas vocerío,
la cabellera al aire de la Idea; hibisco
de fuego que introduce su estambre de oro fino
en la curva perfecta de un daimon redivivo.
Sobre silentes labios, luz-iris de Eros suave.
Aproxima los mundos la materia hecha nave,
nube en azur bogando que un sol soñado sabe.
Al sentir en su torso el apremio de un soplo,
Céfiro azul verdoso de pasión desatada,
allá loco Cupido vaciando su aljaba,
virginal Cloris-Flora flota en radiante cielo.
De la esfera terrena al azul sustraídas,
las tres Gracias, no carne sino pura visión,
por armado Mercurio toda nube expulsada,
en armonía danzan en el reino de Amor.
II
Hija de las espumas del mar, rumbo a Citera,
bajo lluvia de blancas rosas, púdica Venus.
Céfiro y Aura soplan porque alcance la tierra
feliz, de vino y miel, de inocencia y deleite.
En las claras orillas, la Primavera espera
para arropar el mármol de su carne inmortal,
templo adorable y gélido de belleza funesta,
desnudo inigualable, terrible como amor.
III
Coronado el impúber contra un fondo de oro,
a muerte, en el retablo de bellos querubines,
serafines, arcángeles, dominaciones, tronos,
persevera el pincel en los radiantes rizos
y sueña pubescencias, derramando el gladiolo
del sexo mil diamantes de esperma inaugural.
Inocente verdugo de los idólatras
poseídos del filtro del color y la forma,
depurada la línea contra estático fondo,
extremada pureza hacia valores rítmicos,
sueña en la figurada laxitud de su lucha
bajo el fúlgido pie de la Victoria-Idea.
Si una granada cede su rubor a un dios niño,
no es su pulpa el edén sino la tierra entera.
El Carro de las Horas arrasará los labios,
pero el sabor del beso late en eterna esfera.
Indefensas beldades, cuarteadas por el tiempo,
espejean el futuro. Ver reflejado en él
las muletas que arrastran la vejez de su artífice.
Impotencia del hombre frente al mal y la muerte.
Demonios, nubes negras, crucifixiones, fuegos:
visión apocalíptica o el ocaso del mundo.
¿Razón-conocimiento para vencer el tránsito?
Blande el ángel la espada contra el joven león.
Sublimados sentido y materia en idea
que deviene intelecto, en los últimos años
ya no contempla el mundo, abstracción irreal.
Tiempo ideal y abstracto suprime acción y espacio.
Pero enfermo, encorvado, senil, hace que nazca
en el postrer instante niño divino. Amor
es el motor del mundo. Todo se ha consumado.
Y suavemente asciende en un abrazo de ángeles.
Verdad es la Belleza o fusión con el Sol.
(Versión de 2019)