CÁRMENES
CÁRMENES
Paul Valéry
SINOPSIS
Para Paul Valéry (1871-1945), la poesía es la más hermosa de las técnicas creativas y la más difícil de todas las artes, y un poema no es un verdadero poema si no es bello. Tras publicar su obra cumbre en poesía, Cármenes ―en latín, carmina significa “poemas”, “cantos”, pero también “encantamientos”, “sortilegios”; popularmente, “cantos mágicos”―, a pesar de ser aclamado por parte de la crítica y convertirse en el príncipe de los poetas franceses, de renombre mundial, Valéry abandonó la poesía para dedicarse por completo al ensayo, las matemáticas y la pintura.
Los hechiceros versos de Cármenes, sus veintiún “ejercicios” mágicos ―uno de ellos, El Cementerio marino, obra máxima de la poesía “pura”―, fueron compuestos en un estado de agudo virtuosismo, entre un mundo palpable, visible, y un reino de abstracción intelectual.
Inescrutable, misterioso, puro Valéry en la más absoluta conciencia de sí mismo.
Autor: Paul Valéry
Traducción y prólogo de Pedro Gandía. Edición bilingüe.
Ilustración de cubierta: Brigitte Szenczi, Laberinto (1991).
Editorial: Visor Libros, 2016, Madrid(España)
ISBN 978-84-9895-174-5
184 págs.
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POEMS
EL CEMENTERIO MARINO DE PAUL VALÈRY (VIDEO)
ABOUT THIS WORK
“CÁRMENES, de Paul Valéry y Pedro Gandía Buleo” por José Luis Muñoz, LA LIBRERÍA DE CUENCA - 09/06/2018
Normalmente, en un libro cualquiera, más si es de literatura, lo que importa y se valora es la obra en sí misma, el tratamiento que le ha dado el autor. Pero hay ocasiones, y esta es una de ellas, en que junto a ese valor objetivo e irrenunciable es preciso señalar de manera expresa, e incluso destacar, el papel que ha desempeñado el traductor al acercarse de tal manera a la composición poética de Paul Valéry, profundizando en ella, escudriñando cada uno de los versos para, más allá de las palabras tal cuales son, bucear en el sentimiento profundo, en la emoción encerrada en cada fragmento, para trasladarlas al lector en español, no necesariamente versado en el original francés y menos aún cuando esas palabras esconden matices, variables, intimidades del poeta que su traductor ha buscado para ponerlas de relieve.
El libro se abre con una amplia introducción que Pedro Gandía ha titulado “Paul Valéry o el triunfo de lo imposible puro”, para forjar una biografía que, más allá de los lugares comunes al alcance en cualquier enciclopedia, señalar los matices diferenciadores de una personalidad compleja y en buena medida contradictoria (¿qué ser humano no lo es?) que ya en su más tierna edad copiaba versos de los poetas que admiraba, ejercitándose así en el ejercicio de la rima, mientras su propia personalidad iba a adentrándose en los vericuetos de una angustia existencial profundizada a partir de la muerte de su amado y admirado Mallarmé.
Cármenes fue publicado en 1922, incluyendo un total de 21 ejercicios poéticos, alternando piezas mayores y otras de menor entidad, figurando entre las primeras El cementerio marino, probablemente la culminación de su más inspirada emotividad creadora:
Pleno de un fuego sacro, sin materia,
Trozo de tierra que a la luz se ofrece,
Me place este lugar lleno de antorchas,
Compuesto de oro, piedra, umbrosos árboles,
Tanto mármol temblando en tanta sombra.
¡La mar fiel duerme aquí, sobre mis tumbas!
Es la obra definitiva de Valéry que, después de ella, ya no volverá a publicar ningún otro poemario para dedicarse exclusivamente al ensayo, las matemáticas y la pintura. Sus poemas, dice el traductor, “nacen de la composición, son el fruto de los mecanismos mentales: la simetría es una condición del arte”. Arte y arquitectura están presentes en estos versos, junto a una incontenible sensualidad que el poeta distorsiona a través de la ambigüedad expresiva.
Poesía en estado puro, poesía profunda, de una intimidad escalofriante, que Pedro Gandía (Minglanilla, 1953) desbroza de manera impecable en la introducción, mediante un pulcro trabajo de disección de la personalidad y, sobre todo, de la capacidad poética de Valéry, cuyos enriquecedores matices quedan de relieve con una diafanidad admirable, hasta el punto de que solo por ese texto inicial merece la pena esta sobria y elegante edición. “Es importante amar al poeta y el tema que uno quiere traducir” había escrito Valéry en el prólogo a su traducción de las Bucólicas de Virgilio. Retormando y asumiendo esas palabras, Gandía ratifica: “Yo amo su poesía desde mi juventud, y esta traducción es un rendido homenaje a su luminoso magisterio”. De esta forma, el poeta conquense, que junto a su propia obra poética había traducido ya a Oscar Wilde, Théophile Gautier, Charles Baudelaire, Gérard de Nerval, Eugénio de Andrade, Sandro Penna y el propio Valéry da un paso más, ciertamente firme, en su inteligente interpretación de la obra de estas figuras capitales de la literatura moderna.
http://lalibreriadecuenca.blogspot.com/2018/06/carmenes-de-paul-valery-y-pedro-gandia.html
“La perfección de la forma” por José Enrique Martínez, DIARIO DE LEÓN - 04/09/2016
Paul Valéry (1871-1945), uno de los más altos poetas del pasado siglo, ha gozado en España de prestigio y de discípulos como Jorge Guillén, que, al igual que Gerardo Diego, tradujo la obra cumbre del francés, El cementerio marino. Recientemente se han publicado, en edición bilingüe, La Joven Parca (Linteo), traducido por el poeta Martínez Sarrión, y Cármenes (Visor), por Pedro Gandía. Este introduce su edición con unas páginas luminosas sobre el quehacer lírico de un poeta que quiso ser enterrado en el «cementerio marino» de su lugar de nacimiento, Sète. Su vida fue la de un intelectual y la de un poeta que se reconoció en la obra sabia y ambiciosa de Mallarmé. Valéry fue fundamentalmente un pensador; asegura Gandía que luchó con el pensamiento y el lenguaje hasta llevarlo a una ascesis de la inteligencia. Su pensar es tan condensado que acaba siendo oscuro, además de excesivo, si tenemos en cuenta que además de las obras publicadas, dejó escritos treinta y dos volúmenes editados tras su muerte. En ellos late su idea de la poesía como «una producción que no cesa de hacerse, un ejercicio de espíritu para hallar la perfección».
En cuanto a su obra poética, la aguda crisis sufrida en 1892 lo llevó a liberarse del amor y de la poesía. Se dedicó al saber puro, hasta que André Gide lo convenció para publicar sus versos juveniles, y mientras los corregía, comenzó a escribir La Joven Parca (1917). En 1922 apareció Cármenes, «veintiún ejercicios entre los que alternó piezas mayores, como El cementerio marino, y de menor amplitud para proporcionar al lector contrastes entre la brevedad y el desarrollo, la gracia y el rigor». Cármenes convirtió a Valéry en el más importante poeta francés de su tiempo, pero ya no volvió a escribir versos, dedicándose al pensamiento, la pintura y las matemáticas. Leemos los poemas y admiramos la perfección de la forma, la belleza del diseño, la arquitectura del poema que contrasta el objeto sensible con la abstracción intelectual. El cementerio marino, en concreto, obra mayor de la «poesía pura», «describe un proceso intelectual desde un simbolismo pleno de belleza conceptual y mental». Hay más de cincuenta versiones diferentes en español, pero el ideal es la lectura en su lengua original, pues como dice el Quijote, los que traducen versos a otra lengua «por mucho cuidado que pongan y habilidad que muestren, jamás llegarán al punto que ellos tienen en su primer nacimiento».
http://www.diariodeleon.es/noticias/filandon/perfeccion-forma_1096451.html
“Pedro Gandía, traductor de Valéry”, ABC - 30/04/2016
La conocida Colección Visor de Poesía acaba de publicar Cármenes, el último libro del renombrado poeta francés Paul Valéry (1871-1945), en traducción del conquense Pedro Gandía. Este central poemario de Valéry incluye su afamado poema «El Cementerio Marino», tantas veces divulgado y traducido. A la escrupulosa traducción de Gandía de este corpus valeriano, que le ha ocupado más de veinte años, se une una excelente introducción informando con precisión de la vida del poeta, su teoría poética, la diversidad de su obra y la recepción de Valéry en el ámbito hispánico.
Licenciado en Filología Hispánica y residente durante algún tiempo en París, Pedro Gandía es un creador muy versátil: autor de una docena de libros poéticos, uno de ellos escrito en catalán, es también novelista y no sólo traductor del francés, sino también del portugués, el italiano y el inglés. Además se ha adentrado en los terrenos de la escultura, la pintura, la música, la ilustración, la fotografía y el videarte. Fue también editor.